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Qué es la asertividad y cómo ser más asertivo

¿Qué es la asertividad?

Es un modo de relacionarnos conociendo y defendiendo nuestros derechos o nuestro punto de vista, pero con respeto hacia los demás. Dicho así queda muy claro pero en la práctica podemos tener dificultades con alguno de los aspectos. Bien sea conocer nuestros derechos; bien sea atrevernos a defender nuestros derechos u opiniones; o bien hacerlo con respeto y educación.

¿En qué lado de la balanza estás?

Dependerá de nuestro carácter, nivel de autoconfianza y habilidades comunicativas cómo nos enfrentamos a situaciones potencialmente conflictivas. Pero también puede depender de la situación y el entorno. Puede que no nos cueste nada pedir alguna cosa porque creemos que no hay mucho en juego o porque lo estamos pidiendo por una buena causa. Pero cuando se trata de decir que “no” a un compañero o jefe o incluso de pedir un aumento salarial por ejemplo nos puede fallar la asertividad.

La asertividad es el punto medio entre la pasividad y la agresividad. Y según lo comentado anteriormente podemos tender más hacia un lado u otro de la balanza.

Pasividad

En este lado encontramos a la persona que no defiende su opinión o derechos por falta de conocimiento, por inseguridad o miedo. No se atreve a decir que “no” a cosas que por ejemplo no le gustan, que invaden su espacio íntimo, que van en contra de sus valores o perjudican su productividad o buen hacer.

Agresividad

En el otro lado de la balanza nos encontramos a personas que imponen su opinión. Defienden sus derechos pero sin respetar a los demás. Son convincentes pero resultan duros o incluso maleducados. Un carácter y temperamento fuerte les lleva a no tener miedo a decir que “no”. Pero la otra parte se puede sentir herida en sus sentimientos o como si la hubieran atropellado.

¿Qué significa entonces ser asertivo?

Para mí quiere decir relacionarnos con los demás sin que nos pisoteen y sin pisotear. Es decir que se trata de dejar claro nuestro punto de vista y nuestros sentimientos de forma educada. Aplicado al mundo del trabajo, donde el concepto es una de las palabras de moda, también significa hacer respetar tu trabajo y tu tiempo. Con ello quiero decir que considero importante aprender a reaccionar de modo que no caigamos en el extremo de agachar la cabeza diciendo que sí a todo, a riesgo de sobrecargarnos. Pero tampoco en el extremo de ofender a otras personas por responder de forma demasiado brusca.

Los componentes de una conversación asertiva y eficaz

Una conversación asertiva se caracteriza por decir lo que pensamos y sentimos al respecto de una situación. Pero también significa decírselo a la persona adecuada en el momento y contexto apropiados. Todo ello con el máximo respeto y la consciencia de que va a tener un impacto en la otra persona. Pero también sin sentirnos culpables por expresar nuestra opción y nuestros sentimientos.

Para ello, describimos la situación, qué emociones nos produce y qué pensamos al respecto. Después explicamos cómo nos gustaría resolver la situación. Para terminar preguntamos a la otra persona qué opina y qué va a hacer al respecto.

Para poner un ejemplo, piensa en un compañero que se suele retrasar a tus reuniones. La reacción pasiva sería no decir nada pero sentirte irritado. La manera agresiva podría ser decirle “¿Otra vez tarde?” delante de todo el mundo o decirle después de la reunión “¿Por qué siempre tienes que llegar tarde?”

Pero la forma asertiva sería acercarte a la persona a solas después de la reunión y decirle: “No es la primera vez que llegas tarde a una reunión. Y me irrita porque siento que no pareces considerar importante la reunión. Personalmente me parece una falta de respeto hacia los demás asistentes. Por ello, te agradecería mucho que intentaras llegar a tiempo la próxima vez o avisaras si vas a llegar tarde. ¿Qué opinas al respecto?”

¿Qué hacer cuando nos pillan desprevenidos?

Sin embargo la asertividad también nos hace falta en situaciones que pueden no ser las idóneas porque nos pillan por sorpresa, interrumpiendo nuestro trabajo. Pero aún en estas circunstancias, en las que queremos reclamar respeto por nuestro trabajo y tiempo, podemos tratar con respeto y educación a la otra persona.

Entonces es útil hablar desde el “yo” expresando nuestros sentimientos. De este modo no le estamos echando la culpa al otro, poniéndole a la defensiva, sino haciéndole ver cómo nos afecta la situación. Pero recuerda no sólo explicar lo que sientes sino también expresar cómo te gustaría resolver el problema.

Antes decía que nuestra reacción se ve influida por nuestra forma de ser y los recursos de los que disponemos para enfrentarnos a la situación. Por ello, vamos a ver a continuación unos trucos adicionales según el lado de la balanza al que tiendas.

Trucos si tiendes hacia la agresividad

Cuando reaccionamos de forma impaciente, brusca, cortante o agresiva, podemos herir los sentimientos de los demás. Además de perjudicar nuestra relación con la persona en cuestión, es probable que te sientas culpable y tengas mala conciencia después de tu exabrupto.

Por ello, te sugiero que ante una situación estresante o conflictiva, te tomes un momento para respirar hondo. Esto te permitirá tener un instante para pensar la respuesta y buscar la forma de expresarte de forma educada y respetuosa.

Conócete mejor a ti mismo

Más allá de la situación inmediata, te recomiendo analizar el origen de tu impaciencia o agresividad. Para conocerte mejor a ti mismo y entrenar la paciencia, te propongo la práctica de la Atención Plena. A mí personalmente me ha funcionado. Revisa también tus niveles de estrés y la necesidad de incorporar a tu rutina técnicas para aliviarlo.

Además te sugiero que revises tu nivel de empatía. Está muy bien defender nuestros derechos pero no debería ser a costa de otros y sus sentimientos. Por ello, saber reconocer y comprender lo que sienten los demás y por qué se comportan de cierta forma, nos puede ayudar a reaccionar de forma más respetuosa.

Trucos si tiendes hacia la pasividad

Cuando tendemos hacia el otro lado de la balanza, es decir la pasividad, es más probable que dirijamos nuestros sentimientos de molestia o enfado hacia nosotros mismos. Después de dejarnos convencer de nuevo de algo que no queríamos, o luego de haber perdido otra oportunidad de decir nuestra opinión, posiblemente nos echemos una bronca a nosotros mismos por habernos dejado “pisotear”.

Creo que la solución pasa por trabajar nuestra autoestima por un lado. Por el otro lado, analiza qué te da tanto miedo para no expresar tu opinión o tus sentimientos. Ponte incluso en la tesitura de qué es lo peor que podría haber pasado en la situación en cuestión de haber defendido tus derechos y tu opinión.

Practica la asertividad con pequeños experimentos

Para ir mejorando tu asertividad, puede ser buena idea practicar en situaciones de poca importancia. ¿No te sueles atrever a devolver un plato que no te gusta en un restaurante? Pues la próxima vez, pide que te lo cambien. Si vas a pagar por ello de todas formas, y el único perjudicado de no decir nada serás tú mismo.

¿Se te cuela alguien en la cola del supermercado y lo sueles dejar pasar? Posiblemente te intentes convencer de que no es para tanto, pero por dentro estarás mosqueado y refunfuñando. La próxima vez intenta decirle amablemente que te parece que tú estabas primero. Y no te asustes si la otra persona reacciona de forma maleducada. No la conoces de nada y probablemente no la volverás a ver. Quédate con la sensación de haberte atrevido a decir algo.

Estos pequeños experimentos te pueden entrenar de cara a situaciones más importantes.

Cuando se trata de conversaciones de más importancia, te sugiero que ensayes el diálogo. Si lo puedes hacer con una persona de confianza, mucho mejor. Intenta pensar en todas las posibles réplicas que puedas recibir para prepararte los argumentos apropiados.

Busca el punto medio de la asertividad en tus conversaciones

Espero que estos trucos te ayuden a entrenar tu asertividad.

¿Eres asertivo en tu día a día? ¿Depende de la situación? ¿En qué situaciones te cuesta más ser asertivo y por qué crees que así?

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20 comentarios

  1. Dorit es muy interesante todo lo que nos explicas en este post. Ser asertivos es básico para poder expresar lo que sentimos y que las consecuencias de ello no dañen a nadie ni a nosotros ni a nuestro interlocutor, pero no siempre es fácil serlo, sobretodo en situaciones de mucha presión o estrés, ya que puede ser que digamos algo que no queríamos decir o que no lo digamos y luego nos arrepintamos.
    Me gustan mucho los turcos que nos dejas y estoy convencida que pueden ayudar mucho a todos tus lectores a que seamos más asertivos.
    Es genial cuando encuentras las palabras para decir lo que sientes en una situación complicada y lo dices sin herir a nadie, con respeto hacia los demás, pero también hacia ti y hacia lo que sientes. Si actúas así es mucho más fácil solucionar esa situación complicada

  2. En estos momentos no tengo que emplear la asertividad, pero cuando trabajaba con otras personas si que tocaba pensar antes de hablar para no hacer sentir mal a los otros, aunque en el día a día también se debe tener cuidado, pero mas cuando se trabaja en grupos o en una empresa .

  3. Dorit yo solía ser una persona bastante impulsiva y esta impulsividad también la llevaba al ámbito laboral, sin darme cuenta, estaba defendiendo mi punto de vista pero desde el lado de la agresividad y por tanto no me estaba dando a respetar porque jugaba con la moneda equivocada. Me gusta eso de que la asertividad sea el punto medio entre lo pasivo y lo agresivo, no lo hubiese pensado así, pero ahora lo veo desde un punto de vista más consciente porque nunca podrás ser asertivo si no llevas contigo el autoconocimiento, la inteligencia emocional y el autocontrol, por lo tanto, para ser asertivo no queda de otra que irse por este camino de crecimiento personal que muchos creen esta desligado al mundo laboral, pero que hoy más que nunca caminan de la mano en una unión indisoluble. Saludos.

  4. ¡Qué falta hace que mucha población española lea este artículo Dorit! ¡Muchas gracias! Y digo española porque es la mía y la que más conozco… No digo que sea la única ¿eh? jejeje
    Sí, me considero asertiva, aunque tengo que reconocer que la malísima educación que encuentro sin darme cuenta, me afecta y mucho. Aunque cada vez menos, es algo que no soporto.
    Las malas contestaciones, el tono soberbio o vulgar, el insulto gratuito, este tipo de cosas acaba con mi asertividad, a veces, de un plumazo. Dependiendo del día que tenga, lo sabré llevar o no… 😉
    Ante otro tipo de situaciones, me resulta super sencillo. Es más, muchas veces he pensado que la asertividad me venía de fábrica jajaja porque tanto a nivel personal como laboral, me ha acompañado siempre. Eso sí, cuando me encuentro con lo mencionado anteriormente, ufff… me puede 😉
    Buenísimo el artículo Dorit! Mil gracias!

    1. Muchas gracias por tu comentario, Ana. Me ha hecho sonreír. Sé a lo que te refieres. No es fácil mantener la postura si te hablan de mala manera sólo por haber abierto la boca. Pero intento recordarme que para qué sirve rebajarme a ese nivel.

  5. Me gustaría pensar que soy asertiva y no agresiva, pero todo dependerá imagino de la situación, aunque leyendo tu post creo que me decanto más por lo primero y que lo segundo he aprendido a manejarlo o controlarlo mucho mejor, porque al fin y al cabo no ganas nada tratando de imponer nuestra opinión o puntos de vista, cuando a la final lo mejor es llegar a acuerdos, eso sí que es más beneficioso para todos 🙂

    1. Muchas gracias por tu comentario, Diana. Efectivamente asertividad no significa imponer nuestra opinión sólo atrevernos a compartirla. Como bien dices es más beneficioso y efectivo buscar soluciones en las que ganan ambas partes.

  6. Asertividad! hace tiempo que no escuchaba esa palabra, la ultima vez que oí esa palabra fue cuando estuve haciendo practicas en una empresa de recursos humanos. Y si soy asertiva pero bueno a veces en ciertas situaciones pero no lo soy pero intento siempre serlo. Se me da bien resolver problemas aunque claro a veces una puede no controlarse pero eso suele ser en ciertos momentos concretos. Un mal día… o la regla… si no asertividad a tope!v

    1. Me alegra que sepas ser asertiva en la mayoría de las situaciones. Pero como apuntas hay momentos más difíciles, bien porque la situación es más delicada bien porque no tengamos nuestro mejor día. Y es entonces cuando conviene respirar hondo y plantearnos las consecuencias de reaccionar de forma poco adecuada.

  7. Exacto la asertividad es el punto medio entre la agresividad y la pasividad dos posiciones que nos hacen mucho daño, todos en algún momento podemos tender a un lado de la balanza pero los que siempre están en uno o otro, que mal lo pasan. Yo que trabajo temas de autoestima, este es uno de los más principales, cuántas personas no se atreven a decir lo que piensan y sienten, a decir que no y cuántas se sienten culpables por la reacción impulsiva. Me gusta mucho cómo enfocas todos estos temas en el mundo laboral, donde encuentre muy importante entrenar la asertividad. Muy buenos los pequeños ejemplos para realizar acercamientos a poder ser más asertivos. Felicidades por el artículo.

  8. Me encanta cómo relacionados asertividad con pasividad y agresividad, porque para conocer un término siempre es bueno conocer la otra cara de ducha palabra.
    La asertividad tiene que ver mucho con la Empatía, son dos términos que van muy relacionados y nos ayudan a tener un le guste diferente con los demás.
    Excelente reflexión.
    Saludos.

    1. Muchas gracias por tu comentario, Alexandra. Desarrollar nuestra empatía, nos puede ayudar con la asertividad, creo que sobre todo si tendemos hacia la agresividad. Comprender y respetar las emociones de los demás, nos ayudará a medir nuestras palabras y reacciones.

  9. Yo era muy emocional antes y como spy nerviosa todo lo pagaba con llorar en mi antiguo trabajo. Con el tiempo aprendi que es mejor controlarse y defenderse de forma educada sin insultar a los demás de forma sincera y tranquila y si la otra persona se Altera no seguir hablando. Decir lo que se piensa o defenderse se puede sin llorar o ser agresivo

  10. Hola , no sé cómo empezar para explicar mi problema pero lo diré así: tengo muchos conflictos con la gente aveces prefiero quedarme callada para no agrandar el problema
    Y también , por que cuando se presenta una situación incómoda , mi mente se queda en blanco y no se cómo responder y empiezo a temblar me lleno de soberbia , así que para no llegar a ser grosera optó por no hablar
    Y eso me daña muchísimo
    He llegado al punto de pensar que la gente es muy mala
    Algo también que me sucede es que alguien hace bromas y yo lo veo como eso ,pero si yo bromeo entonces para esa persona no es broma Yo no suelo usar tono de voz alto tampoco tan bajo considero que normal no soy irrespetuosa, pero no se que es lo qué hay en mi que me hace presentar este tipo de situaciones
    Espero hacerme entender
    De antemano gracias por tu ayuda

    1. Hola, María:
      Por un lado sugiero que analices por qué surgen los conflictos. ¿Qué es lo que te molesta en esa situaciones? ¿Por qué te sientes atacada (si ese es el caso). Suele tener que ver con nuestras creencias y convicciones. Carl Gustav Jung dijo que todo lo que nos irrita en otros, puede llevarnos a una comprensión mayor de nosotros mismos. Y hasta que resolvamos ciertos problemas o carencias, la vida nos suele presentar una y otra vez con ese tipo de situaciones.
      Por otro lado, sugiero que busques técnicas de resolución de conflictos. Entrenar nuestras habilidades comunicativas y de resolución de conflictos son herramientas muy útiles en la vida.
      Como no te conozco no puedo entrar a valorar por qué tus bromas parecen no entenderse. Solo te puedo decir que todos tenemos un sentido del humor diferente. Lo que a uno le hace gracia, a otro puede no hacérsela o incluso molestarle. Pero las bromas no deberían ser ofensivas, irrespetuosas, racistas o descalificativas. También es verdad que podemos intentar comunicarnos de la mejor forma pero no tenemos control sobre cómo lo entiende el otro. Cada uno tenemos nuestro bagaje emocional y de experiencias que influye en cómo experimentamos y comprendemos las cosas.
      Dices que no eres irrespetuosa. Pero intenta recordar algunas de las bromas que has hecho y reflexionar cómo las puede haber entendido el otro y por qué pueden no haberle hecho gracia. Igual, pensándolo detenidamente, das con alguna pista.

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