[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hay momentos e incluso temporadas en las que nos cuesta centrarnos, crear y ser productivos. Nuestra cabeza parece estar vacía. No conseguimos motivarnos por más que pensamos en todos los trucos que hayamos leído por allí para ser creativo o para no procrastinar. Sufrimos un bloqueo mental.
¿Cómo te sientes?
Además del bloqueo mental ¿te sientes agotado, melancólico, apático o ansioso? Presta atención a tu cuerpo, tu mente y tus emociones. Te pueden dar pistas importantes sobre lo que te ocurre. La sensación de bloqueo suele ser un síntoma de estrés.
Reflexiona sobre lo que te pasa
Lo fácil es distraerte con pasatiempos varios, viendo la tele o pasando el rato en redes sociales. Pero más útil será tomarte tiempo para reflexionar sobre qué te ocurre. ¿Tienes muchas cosas en la cabeza? ¿Te preocupa algo? ¿Estás pasando por una fase de mucha carga de trabajo?
Sugiero que tomes papel y bolígrafo y escribas lo que se te ocurre y lo que sientes. ¿Hay pensamientos que se repiten a menudo? ¿Hay algún tema que te pasa una y otra vez por la mente? Anótalo en el papel. Este simple acto ayuda a esclarecer las ideas y a descargar la mente.
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¿Qué puedes hacer al respecto?
Una vez identificada la causa de ese bloqueo mental piensa qué remedio le puedes poner. Analiza ese problema o esa preocupación. ¿Qué puedes hacer para resolverlo? ¿Qué puedes hacer para sentirte mejor? Evita las soluciones fáciles de gratificación instantánea que solamente sirven para distraerte del asunto que te preocupa.
Veamos más en detalle qué hacer cuando te sientas sobrecargado de trabajo y cuando tienes preocupaciones.
Qué hacer durante una fase de alta carga de trabajo
Puede que te encuentres en una fase en la que los días no tienen suficientes horas para todas las tareas que tienes. Aunque apliques la matriz de Eisenhower y te gustaría seguir la recomendación de delegar tareas no hay a quién.
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Acepta la situación
En este caso te sugiero que primero aceptes la situación. Si te resistes mentalmente solamente reforzarás el bloqueo mental y te desmotivarás. El trabajo de oficina no es una cadena de montaje en la que puedas producir con antelación para momentos de alta demanda. Hay pocas tareas que se puedan adelantar en previsión a fases de alta carga de trabajo. Así que solamente queda pasar el chaparrón de la mejor forma posible.
Organiza tu trabajo
Aunque estés desbordado es clave que te tomes tiempo para anotar las tareas que surjan y para decidir cuál es la más importante a realizar en cada momento. Considera qué aporta cada tarea y cuál es su plazo de entrega. Piensa qué tareas puedes aplazar mientras te dediques a los proyectos y tareas más apremiantes.
Cuida tu cuerpo
En los momentos de mucho trabajo podemos tender a descuidar nuestro bienestar. Comemos cualquier cosa cuando tenemos hambre. Pensamos que no tenemos tiempo para el deporte. Tendemos a comportamientos compulsivos.
Pero es justo entonces cuando nuestra mente y nuestro cuerpo necesitan alimentarse bien, en un sentido amplio de la palabra. Presta atención a tus impulsos de comer comida basura y mejor elige a conciencia alimentos saludables. Necesitas nutrientes y vitaminas para poder rendir bien.
Aunque creas que te falte tiempo siempre se pueden encontrar ratos para la actividad física. Date un paseo en un descanso o después de comer. Haz estiramientos por la mañana, a ratos en el trabajo y después del trabajo. Si es necesario reserva huecos en tu agenda, como si fuera una reunión, para hacer actividad física.
Cuida tu mente
Controla con lo que alimentas tu mente. ¿Qué información estás consumiendo? ¿Consultas las redes sociales de forma compulsiva? ¿Al llegar a casa te dejas caer en el sofá, pones cualquier cosa en la televisión y te quedas en estado catatónico? Si te apetece ver la tele elige un programa que realmente te gusta, entretiene o incluso educa. Si te pones a navegar por internet consume información que alimenta tu mente de forma positiva.
Pero después de un día en la oficina te recomiendo más alguna actividad “offline”. Lee un libro, haz manualidades, dibuja incluso ordena tu casa. Intenta elegir una actividad que te ayude a desconectar que no sea mirar una pantalla.
Si has introducido el hábito de meditar en tu vida no lo abandones por falta de tiempo o ganas. La atención plena es un estilo de vida y la meditación te vendrá bien ahora más que nunca.
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Qué hacer con las preocupaciones
Pongamos que has identificado que el bloqueo mental procede de problemas y preocupaciones que pasan una y otra vez por tu mente. Mientras no solucionemos lo que nos preocupa seguirá creciendo y concomiéndonos. De hecho poco a poco haremos una montaña de un grano de arena en nuestra mente.
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Ponlo por escrito
Para esclarecer tus ideas sobre ese problema o esa preocupación ponlo sobre papel. Define por escrito en qué consiste ese asunto que te preocupa. Reflexiona por qué no los has resuelto aún.
¿Sientes que te faltan los recursos o conocimientos necesarios? Puede que no sepas cómo resolverlo. Entonces reflexiona qué puedes hacer para acercarte, aunque sea un pasito, a la resolución del problema. ¿Puedes investigar el tema? ¿Puedes pedir consejo o ayuda a alguien? Anota todas las ideas que te vengan a la mente.
¿Temes las consecuencias? La incertidumbre de cómo se desarrollará una situación nos suele frenar a dar el paso. Anota qué temes. ¿Qué puede ser lo peor que puede pasar si intentas enfrentarte a ese problema? ¿Qué puedes hacer para reducir los riesgos o al menos tu miedo?
Considera los pros y los contras
Cuando nos cuesta tomar una decisión para resolver una preocupación se suele deber a que se trata de un paso importante para nosotros. Parece más cómodo lo malo conocido que lo bueno por conocer. Pero la vida evoluciona y si nos quedamos estancados nuestros problemas solamente crecerán.
Por eso puede ser una buena idea elaborar una lista con todos los puntos a favor de resolver ese problema y todos los puntos en contra. En la columna de los contras incluye todas las razones que crees que hay en contra de resolver el problema. Piensa en las consecuencias negativas que en tu opinión puede tener tomar acción. Imagínate qué es lo peor que puede pasar.
Entre los pros enumera todo lo que crees que puede mejorar en tu vida. Piensa en las consecuencias negativas que puede tener no actuar. También incluye el alivio que seguramente sentirás al haberte enfrentado a la situación. No olvides el posible arrepentimiento y rencor de no haberte atrevido a dar el paso.
Una vez elaborada tu lista evalúa qué lado pesa más, el de los pros o el de los contras. No es cuestión de qué columna tenga más argumentos. De hecho podría haber solamente un punto a favor que supere en importancia a todos los argumentos que se te hayan ocurrido en contra.
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La vida no es blanco o negro
Los cambios y la incertidumbre de lo que nos espera nos pueden preocupar y dar miedo. Pero igual que la vida no es blanco o negro, sino que llena de tonalidades grises, piensa en todas las soluciones posibles a tu problema.
Igual se te ha ocurrido solamente una solución que parece algo drástica y por eso te da miedo. ¿Puede haber alguna solución más suave o gradual? ¿Puedes dar un pequeño paso en la dirección nueva que te permita evaluar los efectos y luego decidir el siguiente paso y después el siguiente?
Puedes cambiar de idea
La sensación de fatalidad puede ser otra razón para temer dar el paso. A pesar de no conocer el futuro no queremos equivocarnos. Pero piensa que hoy tomas las decisiones con el conocimiento que tienes. Más adelante puede que dispongas de más datos. Pero en vez de pensar entonces “debería haberlo hecho diferente” no te arrepientas y recuerda que tomaste la mejor decisión que pudiste en su día con la experiencia que tenías.
También recuerda que nadie es infalible. No tengas miedo a admitir que te puedes haber equivocado. Según la situación que sea es posible que puedas dar marcha atrás. Aunque será más probable que al cerrarse una puerta se hayan abierto otras. Puede que el camino elegido fuera lo que necesitabas. O puede que te haya servido para detectar otras oportunidades y ganar claridad sobre lo que deseas. Sea como sea, que el miedo a equivocarte no te lleve a estancarte. El arrepentimiento de no haberlo intentado suele ser peor que la experiencia ganada.
Disfruta del camino
La vida es un camino con muchas intersecciones. A lo largo de la vida nos encontramos una y otra vez ante la tesitura de elegir entre varias opciones. Lo importante es que disfrutemos del camino, del progreso y del aprendizaje mientras persigamos nuestros objetivos. Los objetivos nos ayudan a evolucionar y crecer, a avanzar hacia nuestras aspiraciones. Pero la meta no debería ser el único fin del viaje. Disfruta del aprendizaje por el camino. Atesora las experiencias que adquieres y los momentos únicos que vives.
Apóyate en tu seres queridos
No tienes que recorrer el camino de la vida solo. Comparte tus inquietudes y preocupaciones con personas de confianza. Tal vez te puedan dar consejos que no se te habían ocurrido. O puede que solamente necesites que te escuchen.
Aunque espero que tus seres queridos no solamente te vean el pelo cuando tengas problemas. Estés hasta arriba de trabajo o liado con tus preocupaciones tómate tiempo para simplemente disfrutar de la compañía de tus seres queridos.
En su lecho de muerte nadie se suele arrepentir de haber trabajado demasiado poco o haber dado demasiado pocas vueltas a sus preocupaciones. Un arrepentimiento común suele ser más bien no haber pasado más tiempo con los seres queridos y no haber disfrutado más la vida.
A veces cuesta enfrentarse a #problemas y #preocupaciones. Pero mientras no los resolvamos crecerán en nuestra mente. #bloqueomental Clic para tuitear
¿Alguna vez tienes un bloqueo mental?
Cuando sentimos que sufrimos un bloqueo mental conviene pararnos a reflexionar sobre la causa para evitar llegar al punto de sufrir un “burnout”.
¿Alguna vez sientes que te cuesta pensar con claridad y ser productivo? ¿Cómo superas ese bloqueo mental? ¿Te paras a pensar en lo que realmente te pasa?
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